Nuestra piel es el órgano más extenso y el que constituye la “última barrera” con el medio ambiente, cuidarla es más que un mandato, es una necesidad básica. La piel es contención y frontera, sensibilidad y protección, suavidad y firmeza… hidratarla, sanarla y embellecerla es poner en relieve cómo queremos vernos y sentirnos.
La piel tiene su propio lenguaje. Una forma de expresar su estado que no necesita palabras, es capaz de reflejar en primer término la condición de salud/enfermedad y evidencia con claridad los cuidados que recibe. Mantenerla sana y radiante no tiene edad, solo hay que seguir algunos consejos y aprender a conocerla mejor.
Piel del rostro, rutina básica (DIARIA)
De manera universal, todos los tipos de piel necesitan ajustarse a una rutina diaria para mantenerse saludables. Son 4 pasos simples:
Limpieza. El primer paso ineludible y básico: limpiar la piel del rostro para eliminar maquillaje, pero también suciedad, células muertas y sebo. De acuerdo con el tipo de piel se aplicará un producto diferente de limpieza: líquido, espuma o gel para pieles grasas, gel, leche o algún producto bifásico para pieles normales y leche o crema para pieles secas.
Tonificación. Este segundo paso elimina los restos del producto de limpieza, si hubiera quedado, y prepara el rostro para recibir el tratamiento de cabecera.
Hidratación. El tercer paso consiste en aplicar la crema, gel o serum que nuestra piel requiere. El médico especialista es quien podrá indicar con absoluta precisión qué producto necesita nuestra piel teniendo en cuenta su condición de base, la edad y el tipo de actividad. La hidratación provee a la piel de agua y lípidos indispensables para verse radiante y sentirla cómoda.
Protección. Es cierto que el paso de la “protección solar” no estaba en los manuales de belleza de nuestras abuelas, pero hoy cuidarse de los rayos UV/A y UB/B es un sí o sí. Para quienes se desempeñan todo el día al aire libre, la protección solar debe ser alta (FPS 40, 50+) y reaplicada una o dos veces durante la jornada. Para quienes tienen actividades “indoor” alcanzará con una protección FPS 25/30.
Contorno de ojos y contorno de labios
Existe un sinfín de productos especiales para aplicar en el contorno de ojos y alrededor de los labios… ¿por qué?
Porque la piel que rodea los ojos, tanto debajo de ellos como los párpados merecen un cuidado especial. La epidermis periocular -su nombre técnico- es sustancialmente más fina y delicada que la del resto del rostro, por eso debe aplicarse un tratamiento diferencial. Lo mismo sucede con la piel que rodea los labios.
- Labios
Más allá del make up labial propiamente dicho, los labios son muy poco o nada tenidos en cuenta. Sin embargo, dada su delicadeza y gran visibilidad deben tener un tratamiento específico. Existen exfoliantes y humectantes que los mantendrán a salvo de agrietamiento y resequedad.
Además, según la estación del año será su cuidado. En verano: barra con FPS30 y en invierno, un bálsamo reparador para protegerlos del frío.
Buenas prácticas (SEMANAL)
A los cuidados diarios y para profundizar un poco sobre las necesidades puntuales de cada rostro, es fundamental sumar algún cuidado extra, a elegir:
Exfoliación. Es el procedimiento por el cual se limpia en profundidad la piel, eliminando las células muertas. El dermatólogo le aconsejará cuál es el exfoliante adecuado y probablemente lo invitará a usarlo una vez por semana o cada diez días si tiene la piel muy seca; y entre una y dos veces por semana en caso de tener la piel oleosa o mixta.
La renovación celular que provoca la exfoliación será como volver a fojas cero, con la piel más radiante y receptiva cada vez.
Máscaras. Es ideal aplicarlas luego de la exfoliación y hasta dos veces por semana. Las hay en forma de gel que se retira con agua, en gel que se deshidrata y se retira a mano; en cremas de diferentes texturas y también hay mascarillas propiamente dichas, que son de un papel/tela que se apoya sobre la piel y se retira cuando hizo su efecto.
Cualquiera que sea el sistema, el dermatólogo indicará cuál es la máscara que mejor se adecúa a las necesidades de su piel. A veces también se indica una combinación de distintas mascarillas, con diferentes principios activos.
Buenos hábitos (DE POR VIDA)
Como seguramente imaginarán, una piel saludable no es sólo crema y protección solar. Existe una forma, diríamos la mejor, de mantener la hidratación permanente de la piel, no sólo del rostro sino de todo el cuerpo y es: BEBER ABUNDANTE AGUA.
No importa cuántas veces haya que repetirlo, el agua es el hidratante universal que mantiene en acción no solo nuestro sistema urinario, sino que aumenta nuestra energía, disminuye la posibilidad de sufrir cáncer de colon o vejiga y sí, redunda en el beneficio para la piel (la que vemos y la que no vemos).
En síntesis, los buenos hábitos que deberían incorporarse al cuidado básico de la piel son:
- Beber 2 litros de agua por día.
- Consumir frutas y verduras frescas.
- Evitar el consumo de tabaco.
- Evitar el exceso de alcohol.
Órgano integral
¿Cómo cuidar la piel más allá del rostro? La epidermis de todo el cuerpo merece atención y ésta irá variando de una etapa a otra de la vida (adolescencia, embarazo, adultez, edad madura). Sin embargo y más allá de los productos específicos de cada edad, existe una serie de recomendaciones básicas para hombres y mujeres:
Ducharse a diario, de preferencia con jabones syndet (de synthetic detergents o también llamados jabones sin jabón, porque son en realidad agentes limpiantes con PH similar al de nuestra piel).
No abusar del agua caliente. El exceso de calor dilata los poros y, aunque estemos debajo del agua, el cuerpo se está deshidratando.
Sumar a la rutina un exfoliante corporal. Una o dos veces mes, bajo una ducha tibia, la exfoliación eliminará células muertes y dejará la piel mucho más suave y tersa.
Aplicar hidratación corporal. En forma de gel, crema o loción de acuerdo con las preferencias y necesidades.
Hay que recordar que existe un producto para cada zona. Si bien hay básicos de la rutina hidratante, existen crema específicas para la piel de los pies, las manos, zonas resecas como codos u otras delicadas como las mamas.
Si todavía no tiene una rutina de limpieza y cuidados diarios, la visita al dermatólogo será la mejor opción. Aprenderá de un experto como tratar su piel a diario, como reforzar la rutina semanalmente y tendrá tips para saber qué esperar de cada producto en cada etapa de la vida.
Diccionario de etiquetas
ACIDO HIALURÓNICO: es un compuesto natural de nuestro cuerpo que retiene muchas veces su peso en agua, es decir es un gran agente hidratante.
AHAs: es la forma corta de decir alfahidroxiácidos, un elemento capaz de remover químicamente las células muertas. Es un exfoliante superficial que, además, promueve la actividad del ácido hialurónico.
CERAMIDAS: son un componente natural del cuerpo y básicamente se trata de un grupo de lípidos que protegen la piel evitando la sequedad y proveyendo una barrera contra bacterias y virus.
COLÁGENO: es la proteína encargada de darle estructura y firmeza a la piel. Funciona en “equipo” con la elastina.
ELASTINA: es una proteína que forma parte del tejido conjuntivo, aporta resistencia y elasticidad a la piel. Funciona en “equipo” con el colágeno.
LIPOSOMAS: constituyen un vehículo para que la piel absorba determinados nutrientes. Los liposomas en sí no aportan nada, sino que sirven para encapsular los principios activos.
NEOGLUCOSAMINA: es un precursor del ácido hialurónico, es decir promueve su producción natural. Sirve para atenuar manchas y para darle a la piel un aspecto más “brillante” o iluminado.
NIACINAMIDA: es una forma de vitamina B que penetra en profundidad y ayuda a combatir el acné, las rojeces y la irritación de la piel. Además, por su capacidad de regenerar los tejidos desde adentro, combate los efectos el fotoenvejecimiento.
RETINOL: es un derivado de la vitamina A muy útil en dermatología. Su uso estimula la producción de colágeno y ácido hialurónico, minimiza el tamaño de los poros y mejora la textura de la piel. Se usa para tratar manchas y arrugas.